Dios juega en mi vida.

Abro mis ojos, me giro a mi lado derecho y no veo nada, me giro a mi lado izquierdo y tampoco veo nada, no sé dónde estoy pues esta no es mi habitación, nunca he estado aquí, todo es nuevo, todo es limpio, aquí no hay destrozos, todo parece nuevo. Lo ultimo que recuero es que estaba en la tranquilidad de mi habitación, sentada en la cama con la computadora en mis piernas, escribí sobre el amor o algo así, ahora me parece que escribía sobre el olvido y la soledad, porque así me siento aquí, aunque la tranquilidad es tanta que es cómodo quedarse sentada en medio de cuatro paredes blancas, supongo que son paredes porque son rectas y altas, parece paredes de cartón, por eso tengo miedo de ir y tocarlas. Grito pero nadie me escucha, lloro y nadie lo nota, me rió para no sentir el vacío, que poderosa la risa, pues sobre mi siento una luz rosa, ahora me siento poderosa, también me siento acompañada. Al descubrir esto, lo que yo llamo poder, empiezo a hablar sobre la felicidad de vivir, sobre la felicidad que siento cuando hablo de mis sueños, sonrió y a mi lado derecho se enciende una luz roja, parece el amor, pero no estoy segura; lo ignoro y continúo. Ahora me veo de pie justo en el centro de la luz roja, me rió otra vez y empiezo a hablar de mis amigos, cada recuerdo que tengo los conté, como si alguien me escuchara, eso parecía pues al lado izquierdo del cuadro escucho risas, siento amor y una luz verde se enciende, el verde para mi significa armonía, digamos que eso siento cuando en la realidad veo a mis amigos. Sigo al centro de la luz roja, cierro los ojos y pienso en libros, no se enciende otra luz, pero al centro del cuadro veo unos cuantos libros, me planteo que son una ilusión óptica, doy dos pasos al frente, mi teoría era cierta, no me decepciono, me quedo al centro, me pongo de rodillas y hablo de mis padres y hermanos, frente a mí se enciende una luz violeta, siento amor y ganas de reír por lo que está pasando. Me pongo otra vez de pie, hablo sobre el amor, la parte detrás de mí se oscurece, retiro lo dicho y vuelve a su tono original, blanco como la paz. Pienso en algo más, hablo sobre Dios, automáticamente las cuatro paredes se caen, miro al cielo y todo es azul con nubles blancas, ahora estoy en el bosque, solo viendo como todo lo que dije viene a mí, cuando veo a mi familia y amigos me doy cuenta que esa es mi felicidad, mi amor, mi paz y mi mundo. Dios me devuelve al lugar donde empecé y secretamente escribe en mis líneas que ya tengo lo que necesito ahora, pero que sus planes llegaran día con día. Despierto, me siento en mi cama y por primera vez, tal vez me dirijo a Dios más feliz que siempre, porque entro en mi mente y me llevo con él, para luego ponerme en su corazón, si Dios juega en mi vida, mi equipo está completo. 

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